jueves, 21 de junio de 2012

Leonardo en la biblioteca del espectro II.

Como recordaréis, en mi última aventura había conseguido infiltrarme en la Biblioteca Nocturna, pero a pesar de todo mi cuidado había sido descubierto por el espectro bibliotecario.

-Entra libremente, por tu propia voluntad y deja parte de la felicidad que traes -me dijo-.

Yo no sé a vosotros, pero a mí esta invitación me puso bastante nervioso. A pesar de todo entré y me acerqué al círculo de luz que lanzaban las velas que había en un candelabro sobre la mesa de lectura.

-¡Vaya vaya! -dijo el espectro- ¡Qué tenemos aquí!, si mis viejos ojos fantasmales no me engañan, tenemos nada más y nada menos que un ladrón de libros.

Upssss, me había olvidado de que llevaba mi colgante a la vista y el bibliotecario conocía el símbolo. No os lo he contado, pero cada ladrón de libros tiene un colgante con un símbolo que lo identifica. Cada símbolo es diferente pero todos tienen un libro abierto encima. El mío es una zarpa coronada con un libro abierto, el de Laura, la ladrona de libros que mencioné hace algún tiempo es una pluma coronada con un libro abierto; el de Luther, un ladrón de libros que puede que os presente algún día en una de mis aventuras, y que está especializado en libros de caballerías, es una espada coronada con un libro abierto; y así un montón, cada uno identificando a un ladrón y todos con el símbolo del libro abierto encima.

-Tranquilo, no huyas, acércate por favor - suplicó el bibliotecario al ver que mis pelos se erizaban y me preparaba para echar a correr. Al tiempo que decía eso, se abrió la túnica fantasmal y pude ver el símbolo que llevaba cogido a una cadena colgando de su cuello: una mano con un ojo en la palma ¡¡y un libro abierto encima!! el fantasma era, o había sido un ladrón de libros. Pero no un ladrón de libros cualquiera, nada de eso, la mano con el ojo era el símbolo, nada más y nada menos que de Lawrence, el primer ladrón de libros que había existido y que desapareció misteriosamente, hace 500 años junto con toda su biblioteca.

-Siéntate, amigo Leonardo -me pidió el fantasma-, no temas nada, ponte cómodo y deja que te cuente mi triste historia. Veo que has reconocido mi símbolo, si es así sabes que un ladrón de libros no puede hacer daño a otro dentro de una biblioteca. Estás a salvo y yo me muero por hablar con alguien.

La historia del espectro.

Como sabes, mi nombre es Lawrence y soy, o lo era entes de convertirme en un espectro, el primer ladrón de libros. Yo estaba especializado en libros de magia y libros mágicos, libros perdidos, libros olvidados y en general en libros mitológicos cuya existencia la mayoría de la gente pone en duda. Como puedes ver si miras a tu alrededor, a lo largo de mi vida pude reunir una buena colección. Únicamente me faltaba un libro para completarla: El Octavo, el libro que contiene los ocho hechizos que dieron forma a los reinos imaginarios. Busqué y busqué durante muchos años a lo largo y ancho de los reinos imaginarios, corrí mil aventuras y escapé de mil y un peligros pero El Octavo no aparecía. Quienes conocían su existencia ignoraban su paradero, y quienes negaban su existencia se reían de mí; nadie parecía saber nada. Un día, cuando casi me había dado por vencido, en la biblioteca de los monjes escritores dí con la pista. Según el catálogo de libros casi imaginarios que hay en esa biblioteca, se afirmaba que El Octavo estaba en la torre del Mago Puf. No te dejes engañar por lo gracioso de su nombre, amigo Leonardo. El Mago Puf era uno de los magos más poderosos y cascarrabias que han existido y como todos los magos vivía en una alta torre rodeada de trampas y hechizos protectores. Hice mis planes y cuando todo estuvo preparado esperé a que el mago saliera y asalté la torre. No te aburriré con los detalles, pero esa fue la acción mas difícil de mi carrera: escapé por muy poco de trampas y cuchillas giratorias; deshice los hechizos defensivos con conjuros y engañé los hechizos de vigilancia con amuletos. Y al final, por fin entré en la sala donde estaba el libro. El Octavo estaba abierto encima de un pedestal y parecía bañado en una extraña luz morada. No perdí el tiempo, no sabía cuánto tardaría en volver el mago. Cerré el libro, me lo metí bajo la camisa y eché a correr hacia la puerta. Bajé escaleras, atravesé habitaciones y recorrí a toda velocidad larguísimos pasillos; estaba a punto de cruzar la puerta de salida cuando ésta se cerró con un golpe ¡PLOM! El Mago Puf había vuelto y me estaba esperando.

-¿Quién eres y qué buscas aquí? -rugió el mago mientras sus cejas se erizaban como... eso, como erizos y sus ojos echaban chispas como petardos de San Juan.

No pensaba decirle mi nombre a un mago enfadado, todo el mundo sabe que si un mago conoce tu nombre puede maldecirte, así que improvisé.

-Mi nombre -respondí con una reverencia- es Carlos y soy carpintero. Reparo puertas que se atascan, engraso bisagras que chirrían y hago cualquier trabajo de ebanistería que podáis necesitar. He venido a ofreceros mis servicios, eminencia.
-Así que Carlos -murmuró el mago sin dejar de mirarme- ¿Y qué llevas bajo la camisa, Carlos?
-¿Qué voy a llevar (glups), eminencia, sino mis herramientas? -traté de disimular.
-Así que tus herramientas. No sabía que los ladrones de libros tuvieran herramientas ¿Y por un momento has pensado, Lawrence, que podrías engañar al Mago Puf? Te he estado vigilando durante todo el día, maldito ladrón, y aunque debo reconocer que me has sorprendido al conseguir burlar mis trampas y mis hechizos, ahora tendrás tu merecido.

El mago no solo conocía mis planes sino que conocía también mi nombre. Estaba perdido. Puf levantó su mano derecha que empezó a brillar con una extraña luz. El colgante con mi símbolo empezó a calentarse contra mi pecho. Y el Mago Puf me lanzó su maldición:



-Lawrence ladrón de libros, yo te maldigo. Te condeno a ser una sombra, te condeno a una existencia nocturna, a ser un espectro, a no estar vivo ni muerto. Te condeno a vivir entre tus libros durante toda la eternidad pero sin poder tocarlos nunca más. Te condeno a ver como tu amada biblioteca se va estropeando y llenando de polvo sin que tú puedas hacer nada para evitarlo. Te condeno a inspirar miedo y a no encontrar nunca ayuda entre los hombres. ¿Quieres El Octavo? Muy bien, quédatelo. Pero te va a dar igual porque nunca podrás tocarlo.

La mano del mago brilló con más fuerza, al mismo tiempo mi colgante pareció incendiarse con una llama cegadora como la de un gigantesco cohete de fuegos artificiales, luego cayó la oscuridad y yo me desmayé.

Cuando desperté estaba aquí. No tardé en descubrir que no podía tocar los libros. Mis manos atraviesan cualquier cosa que intente coger. Ni siquiera puedo sujetar la más pequeña pluma del plumero que me sirva para quitar el polvo. He intentado contratar un ayudante de entre los curiosos que vienen a menudo atraídos por la leyenda de la Biblioteca Nocturna, pero todos huyen chillando en cuanto me ven. Ni siquiera me dejan proponérselo.

-Bueno -reflexioné-, si te he entendido bien, la maldición decía que no encontrarías nunca ayuda entre los hombres, pero yo soy un gato, así que nada me impide echarte una mano, o más bien una pata para ordenar y limpiar todo esto. Además, cuando haga correr la voz entre los ladrones de libros, mucho me temo que ninguna maldición podrá impedir que vengan a visitar esta maravillosa biblioteca y a conocer al mítico Lawrence. O mucho me equivoco, o dentro de unos cuantos meses te va a sobrar la ayuda.

El espectro se puso tan contento que intentó abrazarme, pero como no puede tocar nada, ni siquiera a un gato ladrón de libros, me atravesó... además de pegarme un buen susto; el que te atraviese un fantasma, por muy contento que esté no es nada agradable, os lo aseguro.

Me quedé unos cuantos días ayudando al espectro bibliotecario, o más bien unas cuantas noches, ya que en la Biblioteca Nocturna nunca se hace de día. Me contó muchas historias divertidas y aprendí mucho de los libros que allí hay almacenados, sin embargo al final me tocó volver a mis quehaceres. Se corrió la voz entre los ladrones de libros y casi todos visitan al espectro con frecuencia. También se corrió la voz entre los ratones de biblioteca, pero por lo que yo sé, cuando Dienteduro y Lenguanegra fueron a la Biblioteca Nocturna, Lawrence, el espectro bibliotecario les pegó tal susto que aún deben estar corriendo.

Algunos os preguntaréis qué pasó con el manuscrito de Drácula, el que yo había ido a robar. Pues bien, en realidad no estaba allí. Ningún libro ha entrado ni salido de la Biblioteca Nocturna en los últimos 500 años. Aquellos hombres estaban equivocados, el manuscrito no ha aparecido. Sin embargo si está en alguna parte, yo lo encontraré... y lo robaré ;-)

Y esto, queridos amigos de 1º A, es todo por este curso. Espero que os hayáis divertido con mis historias tanto como me he divertido yo con vuestros cuentos. Como el cole estará cerrado y yo nunca entro a robar en las casas, este verano no os robaré más libros. Sin embargo os animo a que sigáis escribiendo para vuestros amigos y familiares; quién sabe si algún día, alguno de vosotros será un escritor famoso y lo hará para todo el mundo.

Portaos bien, jugad mucho y nunca, nunca dejéis de leer, de escribir y de aprender.

Os quiere mucho:

Leonardo.

P.S. Aunque no robe libros, puede que durante el verano publique alguna aventura más. No me perdáis de vista.

martes, 19 de junio de 2012

El perro que quería ir de excursión.

Autora: Lucía García.
Edad: 6 años
Colegio: C.E.I.P. Jorge Juan, Novelda
Curso: 1º A

Otro elaborado cuento de Lucía. Una historia interesante, un montón de aventuras y un final feliz. ¿Qué más se puede pedir? Para terminar quiero pedir disculpas a Lucía: no podré devolverte este cuento antes de final de curso, sin embargo lo dejaré en el cole y el próximo curso lo tendrás allí esperándote. Y ya sin más: El perro que quería ir de excursión.

Gosexcursio1
Gosexcursio2
Gosexcursio3
Gosexcursio4
Gosexcursio5

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En las piscinas / En un castillo.

Autora: Esther G
Edad:6 años
Colegio: C.E.I.P. Jorge Juan, Novelda
Curso: 1º A


Estos dos cuentos de Esther son anteriores a El Submarino Feliz, antes de que yo le sugiriera que debía mejorar su letra. Estos cuentos son interesantes, sobre todo porque parecen estar dedicados a unos amigos, sin embargo en El Submarino Feliz se nota la mejoría. Muy bien Esther.

En les piscines 1
En les piscines 2

En un castell 1
En un castell 2

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El submari feliç.

Autora: Esther G
Edad:6 años
Colegio: C.E.I.P. Jorge Juan, Novelda
Curso: 1º A

En este cuento se empieza a notar que Esther ha hecho caso de lo que le dije el otro día y se está esforzando por mejorar.

¡Bravo Esther!

El submari feliç

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jueves, 14 de junio de 2012

La liga de fútbol.

Autor: Luis Felipe.
Edad: 6 años
Colegio: C.E.I.P. Jorge Juan, Novelda
Curso: 1º A

Una historia deportiva con final feliz: un chico que juega muy bien al fútbol, es descubierto por un ojeador y...

Luis Felipe: La letra desde luego te ha quedado clara y tu cuento se lee con comodidad, pero también me gustan las minúsculas ;-)

La liga de futbol 1
La liga de futbol 2

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Leonardo y su magia.

Autora: Nieves B.
Edad:
Colegio: C.E.I.P. Jorge Juan, Novelda
Curso:


¡Vaya, vaya vaya! Esta es una de esas pequeñas y agradables sorpresas con las que los ladrones de libros nos encontramos de vez en cuando. Nieves es una desconocida para mí, creo que no está en 1º A; incluso diría que es algo mayor. La verdad es que su cuento me ha encantado y recomiendo encarecidamente que todo el mundo lo lea; y no solo porque salgo yo, y Lenguanegra y Dienteduro, sino porque de verdad vale mucho la pena. Un gran trabajo Nieves, seas quien seas.

Leonardo y magia 1
Leonardo y magia 2
Leonardo y magia 3
Leonardo y magia 4
Leonardo y magia 5

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Monster High.

Autoras: Marta Cutillas y Marina Ortega
Edad: 6 años
Colegio: C.E.I.P. Jorge Juan, Novelda
Curso: 1º A

 Como estos dos cuentos comparten temática y también algunas características menos deseables, los pongo juntos. ¿Qué puedo contaros de las Monster High? Yo, no demasiado, así que dejaré que lo hagan Marta y Marina.

Estos cuentos comparten una extraña característica: en principio me gustan, pero me da la impresión como si sus autoras se hubieran cansado antes de tiempo y los hubieran dejado a medio terminar. Aunque esa es mi impresión, claro.

Monster High 1
Monster High 2

Monster High 1
Monster High 2

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El oso saltarín.

Autora: Lucía García.
Edad: 6 años
Colegio: C.E.I.P. Jorge Juan, Novelda
Curso: 1º A

Lucía nos cuenta la vida de un osito, desde que era tan pequeño que ni siquiera podía saltar hasta que... pero mejor lo leemos como nos lo cuenta lucía ¿no?

L'os saltari 1
L'os saltari 2
L'os saltari 3
L'os saltari 4
L'os saltari 5
L'os saltari 6
L'os saltari 7
L'os saltari 8

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Campanilla viene a dormir.

Autora: Karina Martinez.
Edad: 6 años
Colegio: C.E.I.P. Jorge Juan, Novelda
Curso: 1º A

El cuento que Karina nos presenta hoy es bastante sencillo en el fondo pero también una explosión de color: Campanilla viene a dormir.

El meu amic

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L´estiu.

Autora: Claudia Marti.
Edad:6 años
Colegio: C.E.I.P. Jorge Juan, Novelda
Curso: 1º A

¿Qué es lo mejor que se puede hacer en verano, cuando el calor aprieta? Pues obviamente ir a la piscina, y luego... pero no, no os lo cuento yo, dejaré que lo haga Claudia con su preciosa caligrafía.

L'estiu 1
L'estiu 2
L'estiu 3
L'estiu 4

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El xiquet perdut

Autor: Brayan.
Edad:6 años
Colegio: C.E.I.P. Jorge Juan, Novelda
Curso: 1º A

Brayan nos deleita esta vez con la misteriosa historia de un niño perdido. El cuento en sí es corto y sencillo, sin embargo me encanta la ilustración que es capaz de transmitir toda esa atmósfera misteriosa.

El xiquet perdut

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Las Winx Club

Autor: Andrea
Edad:6 años
Colegio: C.E.I.P. Jorge Juan, Novelda
Curso: 1º A

Andrea nos cuenta la visita por sorpresa, nada menos que de una Wins Club. Que creo que son unas hadas pero no me hagáis mucho caso.

Guins cluc 1
Guins cluc 2

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Lai Carli

Autora: Alba
Edad:6 años
Colegio: C.E.I.P. Jorge Juan, Novelda
Curso: 1º A

Si he de ser completamente sincero, no sé bien qué es lo que se nos cuenta en este trabajo. No he conseguido entender bien la letra. Lo publico porque me ha gustado la ilustración. Alba: hay que mejorar esa letra.

Lai Carli 1
Lai carli 2

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viernes, 8 de junio de 2012

Leonardo en la biblioteca del espectro.

Drácula es uno de mis libros favoritos. Lo escribió un irlandés (que terminó volviéndose loco) en una oscura buhardilla de Londres a finales del del Siglo XIX. En mi biblioteca tengo varias ediciones de ese libro: en español, en inglés, con dibujos, sin dibujos... por eso un día que estaba rebuscando en una vieja librería, en el centro de una gran ciudad y escuché a dos clientes que hablaban del manuscrito original de Drácula, no pude evitar poner atención. Me acerqué sigiloso, y escuché:

- Pues sí, dicen que el manuscrito original ha aparecido -dijo el primero.
- ¿El original, el escrito a mano por Bram Stoker? Eso es imposible, fue destruido hace mucho tiempo -afirmaba el segundo.
- Pues parece que no es verdad pero como si lo fuera; si lo que cuentan es cierto, está fuera de nuestro alcance: se dice que se encuentra en la Biblioteca Nocturna.

Ante la mención de ese mítico y terrible lugar, se me cayó el libro que tenía en las manos. Los hombres escucharon el ruido y palidecieron asustados como si un espectro les hubiera soplado en la nuca, me miraron con ojos desorbitados y se marcharon a toda prisa.

Yo me quedé pensativo. Conocía la leyenda de la Biblioteca Nocturna, cualquier ladrón de libros la conoce: la Biblioteca Nocturna está en un viejo caserón encantado y solo aparece durante la noche. Durante el día, el caserón es un edificio abandonado más, sin ningún interés. El bibliotecario de la Biblioteca Nocturna es un espectro que da bastante miedo, pero si consigues superar al espectro, podrás ver que la biblioteca contiene auténticas maravillas: El Necronomicón, el Libro de San Cipriano (el que utilizan las brujas para sus conjuros), los auténticos cuentos de los Hermanos Grimm, el Libro Rojo de la Frontera del Oeste, el Octavo y un montón de libros interesantes más. Y ahora también el manuscrito original de Drácula. A  mí me daba bastante miedo el espectro bibliotecario, pero se dice que la Biblioteca Nocturna está bastante decrépita y descuidada y yo no podía permitir que una joya como esa estuviera en un lugar donde pudiera estropearse, así que decidí entrar en la Biblioteca Nocturna, robar el manuscrito de Drácula y, si tenía tiempo, echar un buen vistazo a todo lo demás.

Si sabes lo que buscas, no es difícil llegar al caserón donde dicen que está la Biblioteca Nocturna. Está a la salida de un pequeño pueblo, junto a un monte que nos recuerda una pirámide. Es un viejo palacete pintado de blanco, al menos estuvo pintado de blanco en sus tiempos; con las tejas rotas y las paredes desconchadas. Aunque conocía la leyenda, exploré la casa durante el día (no sería la primera vez que las leyendas resultan ser falsas), sin embargo mi exploración fue infructuosa: la casa estaba vacía, los muebles rotos, las ventanas desvencijadas y la pintura cayéndose de las paredes. Sí había una antigua biblioteca pero ésta no contenía más que estanterías volcadas y vacías y periódicos viejos, húmedos y comidos por las termitas. No me quedaba más remedio que esperar a que llegara la noche, así que me busqué un lugar cómodo en las cercanías, me limpié los bigotes, me estiré y me dispuse a dormir hasta que llegara el crepúsculo.  Un buen ladrón de libros siempre tiene que entrar en acción bien descansado.

Era de noche cuando desperté. La luz de la luna llena le daba al paisaje el aspecto de una foto en blanco y negro. Una foto en blanco y negro que muy bien habría servido para ilustrar un libro de terror. El caserón blanco parecía distinto; tal vez fuera un espejismo provocado por la luz fantasmal de la luna, pero la pintura de las paredes parecía más nueva y las tejas, que durante el día habían parecido rotas y maltratadas se veían ahora nuevas y perfectamente colocadas.  Una suave luz dorada iluminaba algunas de las ventanas que, si la memoria no me fallaba, correspondían con la zona de la casa donde estaba situada la vieja biblioteca: tal y como afirmaba la leyenda, la Biblioteca Nocturna había aparecido y allí estaría durante toda la noche. No os mentiré contándoos que me acerqué a la casa encantada silbando y bailando: estaba muy, pero que muy asustado. Estaba a punto de enfrentarme al espectro guardián de una biblioteca encantada, estar asustado era lo normal. Sin embargo cuando el ladrón de libros más famoso de las cuatro cuadernas, los cinco continentes y los nueve reinos está asustado, aprieta los dientes y hace frente a sus miedos, así que allá que me fui.

Al acercarme a la casa, con idea de explorar las ventanas en busca de alguna que estuviera mal cerrada o tuviera algún cristal roto, me di cuenta de que la puerta principal estaba abierta de par en par. Todos los pelos de mi cuerpo, y tengo unos cuantos pelos, os lo aseguro, se pusieron de punta y mis instintos gatunos se pusieron en guardia: me temía una trampa. Sin embargo una puerta abierta es una puerta abierta y ningún gato que se precie buscará entradas difíciles si tiene una fácil a su disposición, así que entré. Todo parecía estar tranquilo, no había ninguna trampa oculta y ningún espectro me saltó encima desde la oscuridad. Sin embargo no me confié. Despacio y en completo silencio me fui adentrando en la casa. Los muebles y los cuadros que adornaban algunas paredes, aunque antiguos y cubiertos de polvo, parecían en buen estado y unas mullidas y polvorientas alfombras amortiguaban el ruido de mis pasos. De pronto escuché un gemido fantasmal. Alguien parecía estar infinitamente triste y lloraba de forma desconsolada. Mis pobres pelos, que ya estaban de punta, se pusieron tan tiesos que amenazaban con salir disparados. Vaya - me dije -, parece que el espectro bibliotecario ha atrapado a algún pobre desgraciado. Con cuidado y saltando de sombra en sombra me acerqué a la puerta de la biblioteca que estaba entreabierta y dejaba pasar una mortecina luz amarilla como de velas fantasmales. Los gemidos eran allí muy fuertes y cada vez más tristes. Me asomé con cuidado preparado para ver como el espectro torturaba a algún prisionero, tal vez leyéndole las obras completas de Dan Brown. Sin embargo allí no había nada de eso. Velas y lámparas de aceite iluminaban brillantemente una enorme biblioteca llena de volúmenes que, si bien se veían en buen estado, también estaban sucios y desordenados. Sentado en una silla, junto a la gran mesa de lectura que había en el centro de la sala, estaba el espectro;  sé que era el espectro porque ningún ser vivo iría vestido con ropas que se pasaron de moda hace cinco siglos y sobre todo, ningún ser vivo es  ligeramente transparente: a través de su cuerpo se podían leer los títulos de los libros que llenaban la estantería que tenía detrás. De vez en cuando intentaba coger un libro que había encima de la mesa y que tenía una gruesa capa de polvo, sin embargo su mano fantasmal atravesaba el libro sin poder tocarlo. Cada vez que eso ocurría el fantasma redoblaba sus llantos: ¡Pobre de mí! -decía-. ¡Vaya bibliotecario que estoy hecho si no puedo tocar mis libros! ¡Mis bienes más queridos, mis amigos más preciados, cogiendo polvo y estropeándose y yo no los puedo limpiar, ordenar y cuidar! ¡Pobre de mí! -sollozaba cada vez más desconsolado! Entonces lo comprendí todo: por eso la Biblioteca Nocturna tenía fama de estar descuidada y sucia, su bibliotecario no la podía cuidar. Imaginé cómo me sentiría yo si tal cosa me ocurriera, si no pudiera tocar mis queridos libros, y me puse muy triste, me dio mucha lástima el espectro.  Estaba tan interesado y apenado mirando a esa pobre alma en pena que me descuidé y el espectro, que no podía tocar las cosas pero seguía teniendo buena vista y buen oído, se dio cuenta de que yo estaba allí ¿Quién anda ahí? -preguntó- ¡Entra y ponte donde yo pueda verte, no temas nada! Me había descubierto y no tenía sentido ponerme a correr, además después de haberlo visto tan triste el espectro no me daba tanto miedo (aunque un poquito sí, esa es la verdad); ahora lo que sentía era curiosidad así abrí la puerta, entré de un salto e hice una reverencia:

-Leonardo (en ese momento no me pareció buena idea decirle que era ladrón de libros), un amante de los libros para servirlo a usted -me presenté-.
-Entra libremente amigo Leonardo, entra libremente y por tu propia voluntad y deja parte de la felicidad que traes -me invitó el espectro-.



El espectro bibliotecario resultó ser un tipo muy interesante. Tanto que voy a dedicar un capítulo a contar su mayor aventura: la aventura en la que le lanzaron la maldición que lo hizo bibliotecario de la Biblioteca Nocturna. Pero eso, queridos amigos, será la semana próxima. No quiero hacer el cuento demasiado largo porque si lo hago vosotros terminaréis aburridos y vuestra maestra se enfadará conmigo.

Portaos bien.

domingo, 3 de junio de 2012

Nata i Leonardo

Autor: Esther G
Edad:6 años
Colegio: C.E.I.P. Jorge Juan, Novelda
Curso: 1º A

Este libro no sé quién lo ha escrito porque no viene firmado. Lo publico aquí porque ya que lo robé... además, salgo yo. Sin embargo su autor o autora debería cuidar más esa presentación; creo que el libro es interesante y es una lástima porque apenas puede leerse. Si se hacen los libros deprisa y corriendo al final perderé el interés.
Aclaración.- Esther ya ha firmado su libro.

Nata i leonardo 1
Nata i Leonardo 2
Nata i Leonardo 3

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Retrato.

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